martes, 3 de enero de 2017

ERRORRES…. IMPULSAN LA INNOVACIÓN O DEBILITAN EL RIGOR PROFESIONAL


“Cuando se innova, se corre el riesgo de cometer errores. Es mejor admitirlo rápidamente y continuar con otra innovación”  Steve Jobs




La Real Academia de la lengua española define el error como el concepto equivocado o juicio falso, otra definición lo cataloga como una idea o expresión que una persona considera correcta pero que en realidad es falsa o desacertada.

Apartándome de la simplicidad de la definición, el hecho claro es que el error es una realidad en nuestras actividades y decisiones tanto a nivel personal como a nivel profesional.

Voy a clasificar el error desde dos perspectivas: cuando se comete por falta de rigor y cuando se comete como parte natural de los procesos de emprendimiento e innovación en las organizaciones.

Cuando se trata de errores que se cometen por física falta de atención y rigurosidad, pero además se incurre en ellos con alta frecuencia, sin duda hay que tomar correctivos y no permitirlos como parte natural del desempeño profesional. En este caso hay que tomar medidas y causar consecuencias para el actor.

Así como se debe reconocer el desarrollo de una actividad de manera sobresaliente, se deben desprender consecuencias de este tipo de error, tales como entrenamiento y capacitaciones, el acompañamiento del jefe es clave y parte fundamental del desarrollo del colaborador como parte de la evaluación del desempeño con base mucho más frecuente de lo que hoy es costumbre en las compañías (una o dos veces al año). En caso de que el error se continúe cometiendo, se debe acudir a un cambio de área o de función que sea coherente con las competencias profesionales del colaborador en cuestión.

Si la causa es negligencia, desgano o falta de rigurosidad, un fuerte llamado de atención es la mejor salida y finalmente, si no hay mejoría, despedir a este individuo es lo adecuado. No se debe esperar mucho tiempo para tomar alguna de estas decisiones, ya que esperar, destruiría valor para la compañía y se causaría una frustración innecesaria en el colaborador. La mediocridad y aceptación de este tipo de comportamientos puede desmotivar a profesionales realmente valiosos y disminuir el desempeño y productividad de la organización.

En el segundo caso, cuando se incurre en errores en procesos de  emprendiendo  o innovación, esto si es admisible y yo diría deseable. En este caso hay que incentivar la participación, que la gente se atreva a opinar diferente, a salirse de la caja, a poner todo el tiempo ideas y sugerencias, a cristalizar esas ideas en productos, servicios, procesos o modelos de negocios que muevan la frontera de la innovación en las compañías y sean motores del crecimiento organizacional.

Crear un cultura de innovación en la organización es fundamental para que esta sea el motor de la reinvención constante de la compañía, que constantemente las personas se incentiven a proponer nuevas y mejores formas de hacer las cosas. La innovación no se debe limitar a un departamento o área de Investigación y Desarrollo, más bien debe estar en el ADN de la organización, que en cada persona, en cada proceso, en cada recurso, en cada emprendimiento se respire y se viva la innovación.

La cultura de la innovación se caracteriza por que invita constantemente a sus integrantes  a participar en el proceso de toma de decisiones, se privilegian las opiniones diferentes, las ideas y sugerencias son bienvenidas, y los errores se toman como parte normal del proceso.

Desde aquí, se debe diferenciar si el error hace parte de la mediocridad, el desdén y la falta de rigor, en cuyo caso se debe actuar de manera implacable para corregir esta práctica que solo consigue destruir valor en la organización y cuando el error hace parte de una cultura innovadora, creativa, emprendedora y que siempre está moviendo la frontera al filo de lo imposible. A partir del error se debe construir conocimiento para que se disminuya el daño que este pueda causar y no generar temor en el grupo de colaboradores que propicie un entorno de desconfianza que impactaría negativamente la cultura de innovación.

La recomendación final cuando se comete un error, independientemente de lo que lo originó, es tomar la decisión adecuada en el momento justo, esto puede marcar la diferencia entre éxito y fracaso organizacional. El gran reto, diferenciar si el error es parte de un comportamiento negligente y falto de rigor o es parte del ejercicio profesional que busca innovar y emprender.


Oscar Javier Jiménez Yepes 
MBA Universidad Javeriana 
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Mail: jimenez.oscar@javeriana.edu.co


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